A las 06:00 de la mañana ya estábamos
en pie, hay que ver que bien madruga uno cuando se va de viaje. Nuestra intención era empezar a pedalear con la fresca,
como muy tarde a las 07:00 de la mañana, pero no se como nos liamos
con los preparativos que salimos casi a las 08:00.
Las predicciones no eran halagüeñas
con respecto al tiempo, nos encontrábamos ante una ola de calor para
los próximos días.
En un principio pensamos en hacernos
una foto de salida en la Catedral de Murcia pero ante la premura por
empezar a una hora decente lo dejamos y comenzamos a pedalear hacia
el Campus de la Universidad de Murcia en Espinardo, por la Via Verde
del Noroeste, que nos iba a ayudar a salir de Murcia sin tráfico y
enlazar en Alguazas con el camino que va junto al Rio Segura.
La mañana era perfecta, tuvimos la
suerte de que hasta las diez de la mañana unas benditas nubes taparon el sol y
rodamos con una temperatura ideal.
Subiendo hacia la Universidad |
Comienzo de la Vía Verde del Noroeste |
Cruzando un tunel de la antigua via ferrea |
Primera señal del Camino de Santiago cerca de Alguazas |
Hicimos una parada en la Playa del Arenal (no la de Ibiza), en la carretera que va de Blanca a Abarán, es increible la cantidad de agua que lleva el Rio Segura.
Después de reponer fuerzas con unas barritas energéticas (dos peazos de bocadillos de chorizo), seguimos hacia Abarán.
En la Playa del Arenal |
Playa del Arenal |
"Rafting" en el Rio Segura a su paso por Abarán |
Tras cruzar el Valle de Ricote por las poblaciones de Ojós, Blanca y Abarán llegamos a Cieza donde recargamos agua para enfrentarnos con la N-301.
A las dos de la tarde el
calor se hizo insufrible y tuvimos que parar en la gasolinera de la
Venta del Olivo y echar una siesta. Estuvimos allí casi cuatro horas
haciendo tiempo para que bajara un poco el sol y a media tarde
comenzamos de nuevo a pedalear hacia Cancarix, nuestro destino final
del día
Gasolinera de la Venta del Olivo |
Quince kms después llegamos por fin a Cancarix, un pueblo que parece sacado de un western, solo faltaban los matorrales movidos por el viento cruzando las carretera. En la venta del pueblo tomamos unas cervezas que supieron a gloria y nos quedamos a cenar hasta que cayó un poco el sol y buscamos una pinada donde montar nuestro campamento, en el pueblo no hay alojamiento y Hellín quedaba todavía demasiado lejos.
Acampada en Cancarix, con la luna llena casi no hacía falta encender nuestros frontales |
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